Trámite

Había salido del micro sin distracciones y se dirigía presto a la entrada. Los negocios de la terminal, ahora de noche, estaban cerrados, y el ambiente general era de un trámite generalizado. A excepción de algún que otro recibimiento efusivo y dicharachero, todos parecían querer llegar a algún lugar prontamente. Él también.

Venía de un día cansador. De volver a ver a unos cuantos amigos; de visitar el lugar en el que en otro tiempo acostumbró vivir; de almorzar con esa chica que le ocupaba la cabeza… Pero también venía de lidiar con profesores de salidas surrealistas, que tomaban exámenes cuando querían y cómo querían; y de lidiar con el calor. Verdaderamente había sido un error llevar jean y zapatillas. A pesar de alguna aplicación de desodorante por aquí y por allá, él sabía que no tenía buen olor. Lo podía constatar al caminar.

A los diez metros de entrar por la puerta de los andenes, tuvo un fugaz cruce de miradas con una chica que levantaba un bolso. Él no se inmutó. Al menos por fuera. Y siguió caminando, ahora con ella a unos pasos por detrás suyo. Eran dos miembros más de la silenciosa procesión que abandonaba la terminal. De reojo le pareció que ella caminaba acercándose hacia él. La inocencia hizo que él la imitase. Sólo por si esto fuera alguna clase de señal.

-meditado

Corrió. Sabía que no debía salir corriendo. Pero corrió.

Salió. Sabía que no debía perseguir si alguien escapaba del asalto. Pero salió.

Corrió. Sabía que él lo siguió afuera y le estaba apuntando. Pero corrió.

Disparó. Sabía que no debía disparar con tantos testigos. Pero disparó.

Salió. Sabía que no debía salir del auto con arma no registrada. Pero salió.

Huyó. Sabía que no podía irse sin el dinero. Pero huyó.

Disparó. Sabía que él sólo estaba escapando. Pero disparó.

Huyó. Sabía que debía permanecer en la escena del crimen. Pero huyó.